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11 diciembre 2024

Razones de un terremoto político casi irreversible

El aluvión de sufragios de Pullaro y los 35 puntos de diferencia del Frente de Frentes sobre el peronismo se explican por una interna competitiva y un fuerte voto castigo al oficialismo

Maximiliano Pullaro supo a las siete de la tarde del domingo que había arrasado en las primarias santafesinas. A esa hora sus fiscales empezaron a informarle de resultados favorables inesperados en distritos clave de la provincia. Y en simultáneo comenzó a recibir llamados de adversarios que reconocían su derrota. La lenta carga oficial del escrutinio sólo demoró unas horas su medido festejo tras protagonizar un terremoto político que lo ubica en las puertas de la gobernación con una diferencia sobre el peronismo casi irreversible. Una interna competitiva y un fuerte voto castigo contra el peronismo, explican en parte la emergencia del nuevo mapa de poder provincial.

El aluvión de votos que recibió Pullaro le permitió superar por 17 puntos a Carolina Losada en la interna de Unidos. Y de esta forma despejó una de las dudas que se había instalado en la campaña: ¿cómo recorrer juntos la provincia desde el lunes 17 después que la senadora nacional lo acusara de tener vínculos con el narcotráfico? La respuesta estuvo en las urnas:  el diputado radical ya no necesita del apoyo de su adversaria para ser el próximo gobernador de Santa Fe.

Esa nueva relación de fuerzas explica las razones de la demorada foto de la unidad del frente de frentes. La noche del domingo Pullaro tendió puentes hacia sus rivales internos, pero no forzó la cumbre opositora provincial con Losada y Mónica Fein para conseguir su aval hacia septiembre. Con sus casi 500 mil votos obtenidos a lo largo y ancho de la bota el dirigente radical superó por más de 70 mil votos a los cuatro candidatos del peronismo. 

En política y previo a una elección general todo apoyo suma. Pero con los votos propios obtenidos Pullaro no se apura por la foto de unidad post paso y busca no deber ningún favor político a sus recientes rivales que luego se pagan en lugares estratégicos de la función pública.

La primera foto de la campaña rumbo a las generales se la concedió a Horacio Rodríguez Larreta y su compañero de fórmula, el también radical Gerardo Morales. La presentación de una batería de medidas en materia de seguridad fue la excusa elegida para intentar descongelar la todavía fría relación que mantiene con el jefe de Gobierno porteño, un vínculo acotado que quedó evidente en los festejos del domingo a la noche. En esos momentos de celebración quedó claro que el dirigente de peso nacional más cercano al ex ministro de Seguridad es Martín Lousteau, a quien el candidato más votado ubicó en el centro de sus agradecimientos.

El huracán Pullaro, que ninguna encuesta predijo ni por asomo, tiene con el resultado ya definido varias explicaciones: la temprana instalación de una candidatura, el apoyo del aparato territorial de la UCR, la interna competitiva de Unidos y un discurso del diputado centrado en la seguridad y en el narcotráfico contra el gobierno provincial y nacional, sin confrontar personalmente con sus adversarios internos.

La victoria de Unidos tuvo además otro componente insoslayable: un fortísimo voto castigo al oficialismo provincial y nacional. El peronismo hizo casi la peor elección de su historia en Santa Fe desde la recuperación democrática. Sólo en 2011 Agustín Rossi sacó menos votos en las generales (apenas el 22 por ciento) pero con la particularidad que el PJ no estaba en el poder y que el escenario estaba dividido en tercios.

El analista Roque Cantoia de la consultora Doxa calificó el fenómeno como la consolidación de un “voto transaccional” donde hay mucho de castigo a los ejecutivos y oficialismos que no han cumplido con las expectativas y promesas de campaña. La paz y el orden de Omar Perotti en 2019 dejó al peronismo rehén de sus slogans en 2023.

La magra cosecha del peronismo tiene un vínculo directo de voto castigo a la gestión provincial y nacional, tanto en las grandes ciudades como en el interior profundo. En las grandes urbes talló el malestar por la ola de violencia e inseguridad y en el campo la política errática del kirchnerismo para un sector al que siempre observó con desconfianza.

La mala performance del oficialismo santafesino tiene una lectura adicional: fue el correlato de una relación que no fue, entre Perotti y Marcelo Lewandowski. El resultado de un armado sobre la hora producto de recelos mutuos en torno a la jefatura del espacio y el manejo del poder territorial del peronismo para el próximo lustro.

La diferencia de 35 puntos porcentuales entre frentes no registra antecedentes en la provincia. En septiembre se juega otro partido, con oferta electoral depurada y por los puntos. Pero el periodista deportivo sabe que le toca disputar una revancha donde debe remontar el partido de ida donde perdió por goleada. Va por la épica, sabe que es una misión casi imposible.

Entre las pocas chances que el peronismo tiene para dar vuelta la elección se encuentra la participación electoral: en la primaria del domingo pasado fue a votar el 63 por ciento del padrón y apenas el 58% de la ciudad de Rosario. A esa baja concurrencia hay que sumarle un 12 por ciento entre voto en blanco e impugnado. En total hubo casi un 50% de voto “no positivo” a ninguna categoría, que de revertirse podría alterar, aunque más no sea parcialmente, el resultado final.

El otro factor que puede incidir en un cambio de tendencia será el grado de acompañamiento que tengan con la fórmula Lewandowski-Frana en septiembre los intendentes, presidentes comunales y senadores del PJ. El presidente del partido, Ricardo Olivera no se anduvo con eufemismos y advirtió el mismo lunes que no hubo correlato entre las categorías a intendente, concejales y senadores con la de gobernador. Traducido: los dirigentes jugaron para sí mismos, para salvar su cargo y no se comprometieron en la disputa por la Casa Gris.

A diferencia de la ejecutiva provincial, si hay una elección que no está definida es la legislativa. La competencia por la estratégica Cámara de Diputados está abierta. El frente Unidos, entre todas sus listas superó por cerca de 90 mil votos a las distintas expresiones del PJ, donde se impuso con holgura el gobernador Perotti. La batalla en esta categoría es clave: la Constitución santafesina le otorga al ganador, aunque sea por un voto, 28 de las 50 bancas en disputa y las otras 22 se reparten de manera proporcional.

En el entorno de Pullaro apuestan a ganar la elección en Diputados que por ahora encabeza la socialista Clara García, aunque en el escrutinio definitivo podría todavía imponerse José Corral que quedó a apenas 1.500 votos de diferencia. Y apuestan a arrebatarle cinco bancas de senadores al peronismo, lo que sumado a los 7 actuales que ostenta el frente de frentes le daría 12 sobre 19 desde el 10 diciembre. Si las proyecciones del frente de frentes se ratifican Pullaro tendría mayoría en ambas cámaras y en la estratégica Asamblea Legislativa que designa jueces, fiscales y funcionarios en organismos descentralizados. Algo que ni Hermes Binner, Antonio Bonfatti ni Miguel Lifschitz gozaron en sus mandatos.

La otra gran pelea del 10 de septiembre será el inédito ballotage entre Pablo Javkin y Juan Monteverde por la Intendencia de Rosario. No sólo ganaron sus internas, sino que además fueron los únicos vencedores que superaron el piso del 1,5 por ciento del padrón para competir en la general en un mano a mano histórico que le garantiza una legitimidad de más del 50 por ciento de los votos al que se imponga en 50 días.

El gran desafío de Javkin pasa por retener íntegramente a quienes votaron por Miguel Tessandori y Enrique Estévez. Monteverde, la gran sorpresa del domingo en Rosario, a puesta a sumar a todos los desencantados con la gestión del actual intendente., además del PJ que por primera vez no tendrá candidato propio para la municipalidad.

En el medio, en tres semanas, se disputará la primaria nacional, con final abierto y fuerte impacto para todo el sistema político.

https://puntobiz.com.ar/politica/razones-de-un-terremoto-politico-casi-irreversible-2023722600


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