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11 diciembre 2024

La ira social acecha a la política y condiciona el año electoral

La tremenda agresión a Sergio Berni tras el crimen de un chofer en el conurbano bonaerense dejó evidencia algo clave para el poder: ya no alcanza con dar la cara. La sociedad exige soluciones más que diagnósticos, se agotó la paciencia y se complican los armados de campaña

En extrema soledad política, acorralado por un grupo de choferes, Sergio Berni recibió más que varias trompadas en su rostro el lunes pasado en una colectora de la avenida General Paz. Fue el destinatario de la ira de una parte de la sociedad hastiada de la inseguridad y de la falta de respuestas del Estado.

La agresión al otrora poderoso ministro de Seguridad de Axel Kicillof tras el crimen de un colectivero en el conurbano profundo dejó un claro mensaje para la dirigencia: ya no alcanza con dar la cara como se ufanó el funcionario K. “Yo no me escondo como otros, no salgo corriendo”, les decía el karateca a los manifestantes, adjudicándose el valor de la rendición de cuentas y de hacerse cargo del caos.

A los gritos, desde el llano, los compañeros del chofer asesinado en La Matanza reclamaban resultados y que se cumplan las promesas de mayores patrullajes, presencia policial disuasiva en territorios calientes y persecución del delito organizado. Más acciones, menos palabras. Más soluciones, menos diagnósticos.

La política padeció en carne propia el fin de una época. Se acabaron los tiempos donde el cargo inspiraba respeto reverencial. Y ya rige de hecho la era donde el ejercicio del poder es puesto bajo la lupa a diario por miles, millones de electores. Se plebiscita la gestión con la lógica del minuto a minuto, lejos de los resultados de las elecciones de medio y final de mandato.

El suceso que tuvo como protagonista a Berni el lunes pasado en el conurbano no fue el primero de su estilo. Y con seguridad no será el último. Las sociedades piden menos show y más resultados en un tema tan sensible como la violencia urbana.

Santa Fe tuvo su propio capítulo de interpelación violenta a la cúpula del poder político hace un año y medio atrás. El 27 de octubre de 2021 Omar Perotti y Pablo Javkin fueron violentamente increpados en el Monumento a la Bandera en una marcha de familiares de víctimas de la inseguridad, tras el crimen del arquitecto Joaquín Pérez.

Los medios nacionales transmitieron en cadena las imágenes del gobernador y el intendente atacados por la multitud, mientras los custodios y asesores improvisaban un operativo de protección para evitar agresiones físicas.

El poder político santafesino todavía recuerda las postales de aquella noche calurosa de primavera, con los mandatarios transpirados, con sus barbijos colocados como barrera contra el covid y la ira popular, pidiendo calma y tranquilidad a la muchedumbre enrarecida.

Fue una jornada bisagra donde las autoridades registraron en primera persona el hartazgo social por la ola de violencia que atravesaba la ciudad. Tuvieron que interceder los convocantes de la movilización, la familia del joven arquitecto que habían ultimado por un auto en zona norte para que la tensión no derive en pueblada.

“Sin dudas que hay hartazgo social con el tema de la inseguridad”, admitió esta semana Perotti cuando se lo consultó sobre la agresión a Berni y las similitudes con su vivencia. El gobernador igual diferenció situaciones: aclaró que él había concurrido al Monumento por un compromiso asumido con la familia Pérez y tomó distancia de la llegada en helicóptero con dosis de espectacularidad del ministro de Seguridad bonaerense a un escenario hostil.

En ese clima de crispación social la política debe definir contrarreloj candidaturas, alianzas y estrategias electorales. Dos agendas tan distantes en prioridades como tal vez nunca se observó desde la recuperación democrática.

Inseguridad, narcotráfico e inflación abruman a todas las clases sociales urbanas mientras la dirigencia se enfrasca en la rosca previa al cierre de listas donde sólo se habla de apellidos e intención de voto. En clave retórica, se alude a que las discusiones giran en torno a debates programáticos y a planes para resolver esos flagelos en un intento. Cuando en realidad sólo dirimen egos y vanidades.

El sábado pasado, dos días antes del día de furia bonaerense una parte del frente de frentes opositor santafesino tuvo su bautismo de fuego en Vera, en el corazón del norte de la provincia. Sobresalió la presencia en primera fila de Carolina Losada, quien sigue sin definir su futuro y mantiene en vilo a la política santafesina con su juego enigmático.

La senadora nacional ahora parece más cerca de competir por la gobernación, tras haber dado señales de no participar de la interna contra Maximiliano Pullaro. El ex ministro de Seguridad radical se mantiene firme en la carrera por la Casa Gris con un sector del PRO y parte del poder territorial de los intendentes y presidentes comunales de la UCR.

Javkin aguarda la definición de la periodista para resolver si busca un segundo mandato en la ciudad como hicieron todos los alcaldes rosarinos desde 1983 a la fecha o da el salto a la provincia. Su círculo más cercano lo ve más cerca de la primera opción, con la intención de tener una revancha de gestión, alejada de la pandemia, la sequía y la crisis de inseguridad.

En el peronismo todo sigue como entonces. Perotti tiene un pie en el armado de una lista de incondicionales para conducir la Cámara de Diputados desde diciembre, mientras no bendice a ninguno de los jugadores en cancha, aunque todos descuentan su apoyo al diputado Roberto Mirabella.

Al igual que Losada, en el Frente de Todos continúa el enigma Lewandowski: la candidatura a gobernador del periodista deportivo está cada vez más cerca de anunciarse, aunque depende de apoyos y recursos de todas las tribus peronistas.

En ese marco la política se lanza a la etapa de definiciones electorales. Con una única certeza: la paciencia se agotó en gran parte de la sociedad y eso condicionará los armados y la lógica de la campaña que asoma a la vuelta de la esquina.

https://puntobiz.com.ar/politica/la-ira-social-acecha-a-la-politica-y-condiciona-el-ano-electoral-202349600


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